viernes, 24 de junio de 2011

Alguien va a tener que pagar la factura....

Mucho hemos hablado ya sobre las acciones que nos han llevado a donde estamos. Practicas bancarias dudosas, codicia por parte de los ciudadanos de a pie, comportamiento de manada por todos los agentes económicos de una sociedad, gobiernos irresponsables. Podemos decir, que la culpa de encontrarnos donde nos encontramos es más bien de toda la sociedad. Podemos discutir si unas culpas son más graves que otras, pero al fin y al cabo podemos llegar a la conclusión que todos y cada uno de nosotros tenemos una parte de culpa de los sucesos que desembocaron en la crisis de 2008 y en los sucesivos acontecimientos. Un poco más adelante explicaré por qué es importante tener esto en cuenta.

Una de las características propias de una burbuja de crédito, es que el dinero suele invertirse o encaminarse hacia actividades poco productivas para la sociedad. Se producen lo que en inglés se llamana "malinvestments" y que nosotros podemos traducir por malas inversiones. Pongamos un ejemplo, la vivienda. El fín úlitmo de la vivienda es el de producir un bien social. Techo. Cubre una necesidad básica para el hombre. Su necesidad de tener cobijo donde resguardarse de los rigores del clima (y en su día también de los depredadores). En los años precedentes al 2008, principalmente porque las políticas económicas de tipos bajos lo favorecieron, se dió un boom en la compra de vivienda en nuestro pais (y también en el resto del mundo). Llegó un punto, en que la nueva vivienda que se compraba, no era para proporcionar un techo, no era para cubrir una necesidad social sino que era para especular con la parte de "activo financiero" que toda vivienda también tiene y que es inseparable de su función de cobijo. Las viviendas, como todos los recursos de este planeta son finitos y por tanto susceptibles de funcionar como un activo financiero. En principio el aire no funciona como tal, porque todos tenemos la noción de que es infinito.

Como decía, los tipos de interés bajos y el crédito abundantes provocaron que la demanda de vivienda aumentara. Con esta, el precio de la misma. Y a raíz de esto se produjo un boom en el cual la vivienda ya no se veía solo como "techo", sino también como inversión. La consecuencia última más clara de todo este proceso fueron, como decía, las malas inversiones. Los agentes económicos (personas, familias, empresas, banca y gobierno) inclinaron cada vez más sus decisiones de inversión hacia ese producto, reforzando la burbuja. El mercado de vivienda se distorsionó y ya no cumplió la función cubrir la demanda de "techo". Sin embargo, esa función es la única que a largo plazo es viable como inversión. Es decir, solo el mercado "real", la demanda "real" de vivienda para techo es viable a largo plazo. El resto es "malinvestments" y como tales, son inversiones no productivas que en su día deberán ser liquidadas. Es decir, al no haber una demanda real por ellas, una vez que la demanda ficticia se agota, los precios empiezan a caer y se paraliza el mercado. Algo en lo que estamos ahora mismo. La inversión realizada en construir la nueva vivienda no se puede recuperar, por que la demanda ficticia ha desaparecido. La inversión era mala y hay pérdidas que asumir una vez se liquide dicha inversión.

Una vez está esto claro, podemos preguntarnos, muy bien, entonces ¿Quién ha de pagar la factura?¿Quien ha de asumir dichas pérdidas? Y aquí es donde vienen las interpretaciones. Yo como sabreis pienso que lo mejor es dejar actuar a las fuerzas del libre mercado. Aquel que no pueda pagar, que quiebre y que el golpe se lo repartan (de la manera más justa posible, si es que eso se puede discernir) entre el endeudado y el acreedor. En su día firmaron un contrato, el cual, cubría la posibilidad de que se diese el impago. Que se ejecuten las previsiones que hacía el contrato, si es que las hay o que se aplique la ley sino.

De haberse hecho así, en 2008 muchas cajas de ahorro y algún que otro banco, al sufrir los impagos de sus hipotecados (y con los mercados de crédito paralizados) habrían tenido que quebrar. Es decir, sus deudores quebraban y ellos al perder sus fuentes de ingresos se verían obligados a quebrar también por no poder pagar a sus acreedores. Recordemos que un banco es deudor de unos y acreedor de otros, todo al mismo tiempo. Pero ¿Quienes son los acreedores de los bancos? Pues otros bancos, aquellos que compran sus bonos y (algo que mucha gente no sabe) los que tienen cuentas corrientes y depósitos en dichos bancos. Si, el común de los mortales le prestan dinero a los bancos al abrir cuentas corrientes. Así que siguiendo el mismo razonamiento liberal de antes, al quebrar el banco, los acreedores del mismo (incluidos los propietarios de cuentas corrientes) deberían sufrir el proceso de bancarrota del banco y posibles (más bien probables) pérdidas en sus ahorros.

Poniendo que un 50% de los bancos y cajas españoles hubiesen quebrado (número que quizá sea hasta optimista) nos podemos hacer una idea del impácto social que eso habría tenido. Si es cierto que hay un fondo de garantía que teoricamente cubre pérdidas hasta 10.000 € por titular de cuenta, pero ese fondo habría quebrado también, pues no está diseñado para un evento de tales proporciones. Nuestro dinero no está tan seguro en los bancos como creemos.

La crisis posterior habría sido muy cruda. Los niveles de paro que habríamos sufrido habrían sido sustancialmente mayores y además reales. Yo soy de la opinión que nuestros niveles actuales de paro, la cifra oficial, son ficticios debido a la enorme cantidad de economía sumergida que padece nuestro pais. Todo este escenario, es muy probable, habría provocado disturbios y desordenes sociales de una magnitud quizá no soportable por la mayoría. Aunque eso ya nunca lo sabremos.

En lugar de la solución de libre mercado a lo bruto, se optó por la solución estatista a lo bruto. Es decir, el estado dirige la economía y decide quien de los que deben quebrar quiebran y quienes son salvados. Decidió salvar a la banca y con ella a sus acreedores (incluidos los poseedores de cuentas corrientes). Con ellos se evitó una profunda crisis (de la cual casi con toda seguridad ya habríamos salido, vease Islandia) solo para abocarnos a una crisis más leve inicialmente pero mucho más duradera en el tiempo y que probablemente acabe siendo casi tan grave.

Con toda esta verborrea, lo que intento hacer ver, es que se tome el camino que se tome (a la hora de solventar una crisis) alguien ha de pagar por las malas inversiones hechas en el periodo anterior a dicha crisis. La función de un Estado, según yo lo veo, es la de proveer de las herramientas adecuadas (leyes) para que el pago de dichas malas inversiones recaiga sobre todos los implicados de la manera más justa posible. Esta justicia, por supuesto, está abierta a debate. No todos vamos a pensar la misma manera justa de pagar por las malas inversiones, pero al menos, debemos intentar usar una que apruebe la mayoría. Eso no se hizo en su día y se salvó a los bancos y a sus acreedores. Se obligó a que todos pagasemos la factura de errores que cometieron muchos, la mayoría si, pero que muchos no tuvieron nada que ver.

Al final del cuento, la opción era salvar las cuentas corrientes del común de los mortales o no hacerlo. Puesto que el común de los mortales son mayoría, se optó por este camino, aunque en realidad no está claro que dicha salvación vaya a durar eternamente. De hecho yo creo que no se consiguió en absoluto. Todavía tenemos peligro, cada día mas. Si llegado el caso España se sale del Euro podeis apostar a que la nueva peseta se devaluará con fuerza respecto al viejo Euro. Esa devaluación la pagarán los propietarios de las cuentas corrientes, depósitos a plazo, bonos y toda aquella herramienta de ahorro denominada en pesetas. La cuentas corrientes y depóstios a plazo fijo en Euros, se transformarán directamente a pesetas via decretazo y por tanto sus propietarios serán los que más paguen la factura al final. De esta manera sí que se habrá salvado a los bancos sin salvar a sus acreedores, o sea, a los propietarios de cuentas corrientes y depósitos.

La factura por los errores del pasado todavía no ha sido pagada. Y está pululando por ahí como una espada de damocles, esperando caer sobre algún colectivo social. Eso no es bueno para la recuperación económica ni para España. Es raro que no haya una gran fuga de capitales de nuestro pais hacia zonas más seguras y con menos incertidumbres. Pero quizá yo me equivoque y los planes de Trichet y compañía de salvar a los paises endeudados, con más deuda, sean los correctos. No lo creo. Un saludo



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