martes, 9 de septiembre de 2014

Inflación o Deflación, la eterna pregunta...

   Muchos estamos convencidos de que a no mucho tardar se ha de presentar una nueva disrupción en los mercados. La última que tuvimos fue de naturaleza deflacionaria. Pero, ¿Cómo será esta? Veamos a ver si somos capaces de dar un poco de luz.

   Antes de empezar, debo asegurarme de que todos entendemos por inflación y deflación exactamente lo mismo. Sino yo estaré hablando de manzanas mientras vosotros pensáis en peras. Históricamente el significado de inflación era el de un aumento de la masa monetaria en circulación y una deflación justamente lo contrario. Hoy en día se entiende por inflación un aumento de los precios de los productos que consumen las gentes de una sociedad. Y por deflación la disminución de los mismos. Estos conceptos actuales emanan de las consecuencias que tienen los conceptos históricos en los precios. Es decir, que la inflación que yo llamaré "monetaria" suele tener, como efecto secundario, entre otros, una subida de precios. Por su parte la deflación "monetaria" suele tener como efecto, entre otros, una "deflación de precios".

   A parte de estas definiciones más o menos estándar, yo soy partidario de seguir también las enseñanzas de Mike Shedlock, quien a parte de fijarse en las masas monetarias (la escuela austríaca suele seguir lo que llaman el True Money Supply 1 o 2) se fija también en el crédito. Quizá en otras épocas con normas algo más restrictivas y con patrón oro el aumento del crédito no era muy notable comparado con la propia masa monetaria. Hoy en día creo que eso no es así, pues el crédito extendido en el mundo es varios ordenes de magnitud superior a la masa monetaria TMS-1. Así que una deflación de este crédito conlleva efectos similares, según creo yo, a los que conllevaría una deflación de la masa monetaria.

   Tanto es así que hasta principios de 2013 los trabajos de los bancos centrales estuvieron centrados en contener la deflación del crédito, aumentando impresionantemente la masa monetaria. De manera que un efecto balanceó el otro. A partir del 2013 parece que el crédito ha dejado de deflactarse y por tanto el aumento de la masa monetaria ha tenido su efecto sobre todo en los mercados. Aunque no en los bienes de consumo.

   Una cosa más o menos curiosa del ambiente actual es que una inflación monetaria bastante importante (y últimamente también de crédito) no está teniendo el efecto esperado sobre los precios de los bienes de consumo. Al menos de aquellos que forman la famosa cesta de la que se saca el IPC. Ni en Europa, ni en USA. Al menos hasta la fecha.

  Debemos tener en cuenta que, por ejemplo, en verano 2008 cuando empezaba a desinflarse la burbuja inmobiliaria en medio mundo y los bancos centrales ya habían tomado medidas bastante importantes en el otoño del 2007 y el principio del 2008, lo que tuvimos fue una espectacular subida de las materias primas (crudo, cobre, plata, trigo, maíz) la cual tuvo su clímax precisamente ese verano. Estas subidas se reflejaron claramente en el otoño siguiente en los IPC´s de medio mundo y en algunos casos dieron pié a lo que se vino a llamar la primavera árabe.

   Lo que me gustaría hacer ver aquí es que los efectos de la inflación, o deflación se suelen ver con muchos meses de retraso en la economía real. Y en ocasiones ni se detectan en dicha economía. Las explicaciones que aquí o en otro foro se de sobre las causas de una subida o bajada de precios hay que buscarlas, generalmente, en otros sitios. Por ejemplo, en el ambiente actual, medio occidente está sobre endeudado. Es más, las sociedades, las clases medias y bajas de dichas sociedades están sobre endeudadas. A esto debemos añadir que estas partes de la sociedad ven el futuro de manera incierta. Esto hace que el consumo de esas cestas modelo, no aumente. Y es que resulta que el crédito y la masa monetaria creada por los bancos centrales no ha llegado a la gente de la calle. Todo este dinero se ha quedado en los productos financieros y en los mercados financieros. De ahí que estos mercados, por lo general, hayan visto increíbles subidas, mientras que los bienes de consumo no han demostrado un aumento de precios tan aparente.

  Y eso es lo perverso de la inflación monetaria. Los bancos centrales pueden crear todo el dinero que quieran. Pero su manera de distribuirlo siempre es a través de los bancos comerciales. Y por tanto estos lo encaminan para donde mas les conviene a ellos. En 2008 los productos financieros eran arriesgados y los consumidores también se percibían como arriesgados, así que el mundo financiero desvió buena parte del dinero que salía de la bolsa y de otros mercados, dinero creado y aumentado desde la crisis del 2000, hacia las materias primas. Estas subieron como la espuma y el resultado final fue que aunque el consumo final no aumentó, todo lo contrario, se contrajo, los precios de dichos productos si que acabaron subiendo.

   Así que a la pregunta del principio de, que tendremos, deflación o inflación, yo contestaría que de no hacer nada los bancos centrales, casi seguro que deflación. Aunque esta se daría con mayor virulencia en la bolsa y en los productos financieros. Al empeorar las condiciones del crédito probablemente el consumo se vería algo afectado también y por ende los precios podrían bajar algo. Pero los bancos centrales no se van a estar quietos y van a hacer todo lo posible por reinflar las burbujas que ahora mismo están todavía inflando y que no han explotado. Pero el dinero saldrá de allí buscando otros refugios. Quizá otra vez veamos una subida espectacular de las materias primas, principalmente el grano. O quizá no.

  En otras palabras, creo que la crisis que se avecina, debido a la ingente cantidad de deuda que existe hoy en día en el mundo, será de naturaleza deflacionaria. Como la anterior. Y así será mientras esta deuda insostenible no desaparezca. Eso no implica que algún mercado en concreto (materias primas) no puedan ver como sus precios se disparan. Y por tanto algunos bienes de consumo ven también sus precios subir. Un saludo
 

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