miércoles, 27 de agosto de 2014

La recapitalización de los bancos sigue adelante...

 Tenemos hoy en el economista dos artículos que podrían servir a todo el mundo para ver que es lo que pasa con la deuda española. Lo cierto es que el interés que ofrece está en mínimos históricos y eso en un país como el nuestro, y como ya expliqué en el post anterior no es algo que se deba considerar "normal". De hecho unas rentabilidades tan extraordinariamente bajas no son naturales en ningún tipo de deuda. Son posibles por que los bancos centrales intervienen en los mercados y distorsionan los precios. En un sistema de tipos verdaderamente libres, este tipo de rentabilidades no existirían. En cualquier caso, y dado que lo que tenemos es lo que es, cabe esperar unos tipos bajos o muy bajos en países con unas finanzas relativamente saneadas, en países con gran demanda de sus activos (como USA) o en países donde sus bancos centrales sean los principales compradores de la deuda estatal (como Japón), pero no es tan "normal" verlo en un país que no tiene soberanía sobre su moneda y que además su economía está recuperándose levemente, mientras que sus niveles de deuda empiezan a ser preocupantes.

  Los artículos en cuestión son: "Llega la subasta extraordinaria del BCE: La banca española busca 37.000 millones de €" y "Por qué un inversor llega a pagar por prestar su dinero". Este segundo es un poco más de tipo divulgativo. Es decir, intenta enseñarnos las posibles causas por las que un inversor estaría dispuesto a perder dinero en una inversión a sabiendas. Las causas que da el artículo son las siguientes:


¿Qué puede llevar a un ahorrador a aceptar esta situación?
 
En primer lugar es fundamental distinguir entre términos reales y nominales, esto es, contando o sin contar el impacto de la inflación que, en definitiva, modifica el poder adquisitivo del dinero. Una situación de caída de precios provoca que la rentabilidad de una inversión con retornos nominales negativos pueda resultar positiva en términos reales.
Escenario que puede ocurrir actualmente en España, ya que el indicador de los precios, el IPC, está en tasas negativas y podría seguir así en las próximas fechas. Mañana se publica el dato adelantado de agosto y el consenso de mercado recogido por Bloomberg espera un descenso del 0,6% interanual.
Otro motivo que lleva a los inversores a aceptar intereses negativos por su dinero es que luego pretendan vender ese activo en el mercado secundario y ganar con su revalorización. En renta fija, la rentabilidad sigue el camino opuesto a los precios: cuando una letra o un bono reduce su rentabilidad, sube su precio y viceversa. En el caso de que los compradores crean que los precios van a seguir subiendo, comprarán, aunque sea a tipos de interés negativos. Esta situación también es susceptible de ocurrir en España: ayer mismo el Tesoro emitió letras a 3 meses con un interés del 0,032%. Muchos inversores esperarán a que las rentabilidades caigan más (suban los precios) para vender la deuda en el secundario y ganar con la diferencia.
En épocas de crisis financiera en las que el dinero líquido es un bien muy preciado, los inversores buscan prestatarios fiables para colocar sus ahorros y así asegurarse de que van a recuperarlo al vencimiento. 
En estas situaciones han llegado incluso a pagar por poner su dinero en manos solventes, como ocurrió con la deuda alemana en la crisis de 2012.

  La verdad es que lo que dice el artículo es cierto. Aunque no ahonda mucho en las causas reales. En el caso de la deflación, si es cierto que puesto que la tasa de inflación esperada es negativa, su diferencial con los bonos en cuestión pueden dar un retorno positivo. Pero este tipo de situaciones (deflacionarias) en nuestro mundo actual vienen de la mano de épocas de crisis. Bien sea por el estallido de una burbuja o bien por la recuperación de competitividad, en nuestro mundo actual la deflación se suele asemejar a crisis. En estos ambientes se busca el papel seguro, como bien dice el artículo. El aumento de la demanda hace que los precios de dichos bonos suban y por tanto su interés baje. Incluso hasta ser negativo, debido a la deflación. La clave de lo que he dicho hasta ahora es el término "papel seguro". El español no creo que lo considere mucha gente como tal.

  El segundo supuesto que da el artículo, es la especulación. Este es el que apunto yo en mi post anterior. Y creo que es el que más se puede aplicar a la deuda española. Y digo esto como nexo para el otro artículo cuyo link tenéis más arriba:



Los siete grandes bancos españoles podrían solicitar hasta 37.700 millones de euros en las subastas de liquidez que el Banco Central Europeo (BCE) celebrará en septiembre, el día 18, y en diciembre y que se anunciaron el pasado mes de junio, cuando el organismo puso en marcha una batería de medidas para intentar relanzar la economía de la Eurozona.

Estas nuevas inyecciones de liquidez a largo plazo, por un importe de hasta 400.000 millones de euros, se conocen con el nombre de Target Long Term Refinancing Operation, de ahí que se refieran a ellas como TLTRO.
Los bancos que quieran optar a esta liquidez tendrán dos subastas, una en septiembre y otra en diciembre de 2014. Además, son inyecciones de liquidez condicionadas porque la intención es que se dedique el dinero a pymes y llegue a la economía real, por lo que el dinero que preste el BCE a la banca no podrá servir para financiar la compra de viviendas.

  Esa era también la idea en 2012. O quizá siempre ha sido la propaganda. Vete tú a saber. Lo cierto es que en aquella el BCE no consiguió su objetivo. Esta vez espera tener más suerte. Es bueno que nuestros dirigentes usen la política de la esperanza:

El experto (Carlos Fernández de XTB brokers) ha recordado que las subastas de liquidez del BCE celebradas anteriormente,en diciembre de 2011 y otra más tarde, en febrero de 2012, no consiguieron que la facilidad de crédito se transmitiera a la economía real, por lo que "habrá que ver si realmente en esta ocasión Mario Draghi consigue su objetivo y se trata de una medida que consiga reactivar la economía".
A su juicio, el problema no reside en la falta de liquidez de los bancos, "sino en la ausencia de créditos seguros o que las entidades consideran interesantes".
Las subastas del BCE que se celebraron en 2011 y 2012 sirvieron en gran medida para que algunos bancos tomasen prestado el dinero de la institución a condiciones muy baratas para comprar deuda soberana de países periféricos con vencimientos de dos o tres años, que ofrecían una rentabilidad mucho más elevada.
Se trata de una especie de operación de carry trade (tomar prestado barato para invertirlo donde la rentabilidad es mayor).

  Como siempre dice Mike Shedlock (Mish) los bancos solo tienen restricciones para prestar cuando no tienen suficiente capital (es decir cuando están a punto de estar en bancarrota) o cuando no tienen a quien prestar su dinero, bien por que los posibles destinatarios de sus préstamos no sean lo suficientemente de fiar, o bien por que no haya demanda. En la situación actual en Europa yo me inclino a pensar que es un poco un compendio de todo lo anterior. Es decir, los bancos europeos están casi en bancarrota por lo cual son reacios a prestar. Tampoco tienen mucho donde prestar. En Europa no hay mucha gente de fiar a la que prestar. Y la que es de fiar no quiere prestamos.

  Pero volviendo al tema de la deuda española, si unimos todo lo anterior la imagen, yo creo, está clara. Los bancos se están recapitalizando, poco a poco, y este sistema el TLTRO les permite hacerlo de manera velada. Ellos reciben financiación barata del BCE y con ese dinero compran deuda soberana. Ellos consiguen un flujo de dinero (los bonos dan más dinero del que cuesta el TLTRO) con relativo bajo riesgo y los estados consiguen financiación barata. De hecho, cada vez más barata.

 Tan barata que quizá esta vez el esquema de el BCE si que acabe en la economía real, ya que los tipos de la deuda soberana están tan bajos, que quizá la motivación de los bancos para seguir con este esquema se haya diluido. Sin embargo no cantéis victoria. Tampoco es especialmente bueno que este crédito llegue a la economía real. Puede que si que tengamos unos trimestres de crecimiento y de mejora de los datos de empleo. Pero será a costa de consumir capital real. Las malas inversiones están, con este sistema, casi garantizadas. Y eso llevará, más adelante, a una nueva liquidación de dichas malas inversiones y por tanto a una nueva crisis, quizá incluso peor que la actual.

  En su día los bancos prestaron demasiado. Eso creo malas inversiones y burbujas por doquier. Una vez que las burbujas explotaron se expuso la gran cantidad de capital que había sido consumido en el proceso y sobrevino la crisis. La solución a la misma no puede ser más de lo mismo. Por mucho que nuestros gobernantes y economistas nos lo quieran hacer ver. Ese es el comportamiento que Einstein definió como locura. Y eso es lo que creo que padecen nuestros dirigentes. Un saludo

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