sábado, 8 de marzo de 2014

Hay que combatir el fraude fiscal¡¡¡¡

 Cuando se habla de impuestos, las opiniones son contradictorias. Evidentemente la mayor parte de los que tenemos que pagarlos, pensamos que son excesivos o que se debería recaudar más en otras partes de la economía. Por su lado los recaudadores parecen tener presente que los impuestos no nos gustan, pero siempre están dispuestos a subirlos o a luchar con más fuerza contra el fraude. Y esto último parece que recomienda un inspector de hacienda que ha publicado un libro sobre el fraude fiscal. Se llama Francisco de la Torre y aquí podéis leer el artículo que aparece en El economista.

 
De la Torre incide en que el único país de la OCDE con niveles de paro similares a España es Sudáfrica, "donde hay una violencia que aquí es impensable".
En este sentido, recalca que una parte importante del fraude es consecuencia de la falta de conciencia fiscal entre los ciudadanos.
A su juicio, la medida contra el fraude más importante es que la gente se convenza de que los impuestos hay que pagarlos y de que hay que cumplir con la ley.
 Es evidente que De la Torre el único problema que ve es que la gente no está concienciada a que debe de pagar impuestos. El Estado hace todo por nuestro bien, siempre y claro debemos pagar por ello. Los impuestos son ese pago y por supuesto, como buenos ciudadanos debemos pagarlos. Es curioso que a un profesional del ramo no se le haya ocurrido la idea de que quizá la economía sumergida, o más bien el nivel de economía sumergida, pueden ser indicación del lo excesivos que están los impuestos en un determinado país. En mi opinión creo que los ciudadanos de una sociedad prefieren, por defecto, estar dentro de la ley. Por regla general estar dentro de la ley suele tener el beneficio de evitar problemas. Sin embargo, pueden darse incentivos que lleven a esas personas normales a pasarse al "otro lado". Es evidente, creo yo, que para cada nivel tributario existirá un determinado nivel de personas o entidades que se sientan lo suficientemente motivadas a saltarse la ley y operar en la economía sumergida. Dicho de otro modo, que les valga la pena saltarse la ley. Y si convenimos que esto es real, entonces podemos convenir también que cuanto más alta sea la presión fiscal, más y más entidades económicas se verán lo suficientemente motivadas a operar "en negro".
  Desde este punto de vista una gran economía sumergida puede tener más que ver con el nivel impositivo general a la sociedad más que con la cultura de dicha sociedad. Nos empeñamos en vernos a  nosotros mismos, los españoles, como "Lazarillos de Tormes". Y evidentemente, la impresión que tiene nuestro escritor es exactamente esa. Que en nuestro país de picaresca la gente no paga impuestos precisamente por eso, por que las raíces culturales nos llevan ello. Y que la mejor solución es la concienciación y la educación. Aún así parece que nuestro autor intuye que algo más debe de haber:
 
De la Torre indica que a veces existe economía sumergida porque algunas empresas creen que, si pagaran todos los tributos, no serían competitivas, algo que puede implicar que "la estructura impositiva es inadecuada, porque debería hacer compatible el pago de impuestos y que las compañías puedan funcionar".
    Lo dicho, De la Torre intuye que quizá los impuestos sean demasiado altos. Pero ¿cual es su solución? Veamos la:
 
Respecto al IRPF, indica que el sistema de los ocho tramos actuales es un "disparate" y asegura que reducirlos a dos o tres sería lo ideal.
Asimismo, defiende bajar el tipo marginal máximo del IRPF (del 52 % y superior en algunas comunidades autónomas) al entorno del 45 %.
También asegura que hay que "combatir el mito de que cobrando muchísimo a cuatro ricos se solventan los problemas de recaudación".
De la Torre recalca que España basa sus ingresos fiscales en la clase media y añade que bajar los impuestos a este colectivo y acabar con el déficit público no es posible.
El inspector también ve positiva la creación de una policía fiscal para luchar más eficazmente contra el fraude y que admita el pago a confidentes, especialmente para perseguir a los grandes defraudadores.

  Cierto es que el sistema de tramos actual es una payasada. Cierto es que es un mito que los "ricos" puedan pagar los servicios actuales de los pobres. Per no es cierto que la clase media tampoco puede ser quien cargue sobre sus hombros todo el peso de los gastos públicos en este país. Sobre todo si esa carga es demasiado pesada. Se pueden bajar el déficit público bajando a la vez los impuestos. Y se puede hacer disminuyendo el gasto público. Yo empezaría por las administraciones públicas, Congreso, Senado, Ministerios, Diputación, Gobiernos regionales con sus respectivos consejerías (o como se las llame), Ayuntamientos y que se yo más.  Nuestro sector público nos ahoga. Ahoga a la clase media de este país (y de medio occidente). Y los único que se les ocurre a los "expertos" en la materia es más coacción por la vía policial. No se le ha ocurrido pensar que quizá lo primero que deberíamos hacer es reducir el gobierno. Pero claro, que va a decir alguien cuyo sustento depende del propio Estado. Un saludo 

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